Dice un conocido refrán, «nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde», y aunque pueda sonar como cliché, lo cierto es que tendemos a desentendernos de las cosas importantes, cuando nos encontramos distraídos en algo banal. El ser humano durante su historia en la tierra se ha aprovechado de los recursos que ha dado la naturaleza para transformarlos en algo “más funcional”, que facilite la vida diaria, sacrificando, incluso, a nuestra madre naturaleza.
La explosión industrial sólo ha dejado consecuencias graves en nuestro planeta, pues antes no se tenía un control sobre las emisiones de las industrias, ni sobre los materiales que se transformaban, a pesar de que liberaban gases tóxicos al medio ambiente y fueran un peligro para las personas. Hoy en día, los efectos del CO2 sobre la tierra son imparables, están causando que muchas de las cosas que conocemos cambien, por ejemplo, el aumento de la temperatura en el mundo, y con esto, la desaparición de los glaciares.
El deshielo es la reacción a los efectos de los gases de efecto invernadero, ya emitidos, con el consiguiente aumento de la temperatura. Las reducciones de emisiones futuras solo pueden originar, por lo tanto, que no se derrita aún más hielo glaciar.
Por mucho que se quiera parar esta devastación, para mantener el nivel de la masa glaciar actual, la temperatura media global debería descender al nivel de la época preindustrial, como en 1870.
Tenemos una gran responsabilidad como sociedad, reparar el mundo que nos ha regalado tanto y dejarle a las nuevas generaciones un modo de vida más amigable con el medio ambiente.
Pensemos Verde 