Los muertos contaminantes

Cuando hablamos de la contaminación que existe en nuestro planeta, podemos relacionar con facilidad cuáles son los factores que lo producen, mismos que se pueden encontrar en el agua, el aire y el suelo. El humo de los coches, el exceso en el uso de materiales contaminantes, así como la aparición de petróleo en el agua, hacen que el planeta tenga diversos problemas ambientales.

El ser humano es el principal responsable de los problemas medioambientales que existen en el mundo, gracias a todas las acciones que hace a lo largo de su vida, y también en su muerte. La triste despedida física de una persona, nos hace pasar desapercibido, las consecuencias que puede provocar al medio ambiente.

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Como lo marcan diversas tradiciones y costumbres, la forma más común de ‘despedir’ a sus seres queridos, es a través de la inhumación, enterrar el ataúd con el cuerpo del fallecido, bajo una superficie común, o resguardarlo en niveles, en los cementerios de las ciudades. La descomposición de un cadáver se produce por un proceso de mineralización, desprenden olores muy fuertes, emiten gases a la atmósfera y generan polución, en cuerpos de agua, por Lixiviados1 de agentes patógenos.

Además, tanto el cuerpo como el ataúd, liberan químicos con el paso del tiempo: compuestos de carbono, amoniaco, cloruro, sodio, potasio, plomo, zinc y restos de tratamientos químicos hospitalarios, por ejemplo, los utilizados en quimioterapias. Esto provoca que el suelo se contamine, deje de ser fértil y útil para la productividad, esta contaminación se puede filtrar al suelo y al agua de poblaciones cercanas.

De acuerdo con expertos, para evitar un daño menor en cementerios, se recomienda que cuenten con un sistema propio de drenaje, para filtrar los lixiviados, que las fosas sean reforzadas con concreto, para evitar que aceleran la degradación del cuerpo, y que las características del suelo sean, preferentemente, porosos y con baja humedad.

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En épocas recientes, y debido al sobrecupo de varios cementerios, aquellos que buscan dar descanso eterno a las almas, han optado por otro proceso, la cremación. Y las investigaciones tampoco arrojan resultados positivos al medio ambiente, como una sustitución efectiva en el tratamiento de los cadáveres.

Como es de esperarse, el aire es el elemento más afectado en un proceso de cremación, ya que los químicos que se acumulan a lo largo de su vida, se liberan a la atmósfera al momento de ser incinerados. De acuerdo con el «Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España», un cuerpo humano emite 27 kilos de dióxido de carbono al ser quemado, es una cantidad menor, comparada con otros procesos, pero se compensa con la práctica diaria en varios lugares del mundo.

De momento, no existe una alternativa segura para el medio ambiente en el tratamiento de los cuerpos y su descomposición, la teoría más cercana hasta este momento, ha sido la congelación del cuerpo, con ayuda del nitrógeno líquido (no confundir con la criogenización), para que éste se vuelva extremadamente frágil y sea pulverizado en fragmentos muy pequeños, se separen los componentes, y los residuos sean reutilizados como fertilizante, la idea proviene de la bióloga sueca Susanne Wiigh-Mäsak.

Mientras llega un avance de la ciencia para que se trate de mejor manera la descomposición de un cuerpo en el planeta, no cabe duda que nada duele más, que la pérdida de un ser querido, pero debemos tomar en cuenta que cada acción que hagamos puede afectar nuestro planeta, y por desgracia, hasta en la muerte, debemos saber qué es lo mejor para nosotros y las personas que seguirán viviendo, cuando nuestra vida termine.

 

  1. Lixiviado = Agua en el residuo + Infiltración de agua de lluvia + Entradas de agua subterránea.

@PensemosVerdeMX 

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