La capa de ozono es una porción de la atmósfera de la Tierra, que se ubica entre los 15 y los 40 kilómetros de altitud, esta capa es muy importante para el medio ambiente y los seres vivos que habitamos en el planeta, ya que nos ayuda a reducir el nivel de radiación solar a causa de los rayos ultravioleta, y crea condiciones propicias para desarrollar vida.

Por desgracia, esta capa ha dejado una abertura, conocida como el agujero de la capa de ozono, ésta se ubica en la zona de la Antártida y el Ártico, se produce por el uso de clorofluorocarbonos, conocidos como CFC, y fungicidas, presente en aerosoles y contaminantes químicos, que acaban con el ozono de la capa.

Conscientes del problema que representaba, en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, en el que los países participantes se comprometían a reducir en un 50% el uso de CFC, posteriormente llegaron nuevos tratados para rectificar el compromiso, y en alguno de los casos, eliminar por completo la producción de los químicos que afectaban ese sector de la atmósfera.

Durante muchos años, habíamos visto que el agujero crecía y crecía, sin ningún avance para evitarlo, y con poco conocimiento de las consecuencias, ahora, ya en pleno siglo XXI, y con la ayuda de diversos estudios científicos, dedicados al estudio de la capa de ozono, y registros, podemos decir que el agujero ha disminuido de tamaño.

Fueron precisamente los acuerdos del Protocolo de Montreal, los que dieron paso a la recuperación de la capa de ozono, pero no fueron plasmados hasta la entrada del nuevo milenio. Todo esto fue documentado en una edición de la revista especializada Science, publicada en julio de 2016.

La reconocida investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Susan Solomon, estuvo a cargo de este estudio, en el que llevaron a cabo varias mediciones de la cantidad de ozono en el aire, entre el 2000 y el 2015. Cada septiembre, mes en el que el agujero alcanza su punto máximo cada año, se hicieron dichas mediciones, y durante ese periodo, el adelgazamiento de la capa de ozono disminuyó en cuatro millones de kilómetros cuadrados, del cual, más de la mitad se debió al cloro atmosférico.

Además de la eliminación de la producción de CFC en varios países del mundo, la profesora Solomon señala que otro factor a considerar, es la vida útil del cloro en la atmósfera, que puede tardar entre 50 y 100 años, por lo que, en su final, decae de forma lenta, y da paso a la recuperación de la capa.

Sin embargo, no todos están de acuerdo en que sea un esfuerzo humano lo que provoca la reducción del agujero, una observación reciente de la NASA, de 2017, reveló que durante el mes de septiembre, se observó un agujero igual de pequeño como el que se presentaba en 1988, y fue producto de las condiciones climáticas, en la parte antártica, ya que hubo temperaturas más cálidas en la zona, lo que reduce el agotamiento de ozono.

Independientemente de cuál es la hipótesis que tiene la razón, se está haciendo un gran esfuerzo por recuperar la capa de ozono, pero aún falta mucho por hacer, ya que el agujero sigue siendo enorme, además, los niveles de cloro y bromo en la capa, siguen siendo altos para que produzcan una pérdida significativa de ozono. De seguir con la reducción vista en los últimos años, para el año 2070, el agujero tendría el mismo nivel que se percibía en 1980.

Es una gran noticia para todos que se recupere la capa de ozono, por el bien del medio ambiente y de todos los que formamos parte del planeta. Ahora, nuestro deber es seguir realizando acciones para ayudar a que siga la tendencia por los próximos años. Te invitamos a realizar las acciones correspondientes, y si no sabes por dónde empezar, te recomendamos leer nuestra publicación, donde te enseñamos 10 puntos para ayudar a esta labor.

@PensemosVerdeMX