Cuando hablamos de que las botanas son un peligro para nuestra salud, no sólo nos referimos a la alta cantidad de grasa en estos alimentos, sino también a los químicos que afectan al producto, desde afuera, desde el empaque.

La mayoría de los empaques en los que vienen nuestros alimentos favoritos, las papitas, los pastelillos, etcétera, pasan por un proceso de fabricación que no permite que puedan reciclarse, por este motivo, acaban siendo incinerados o desechados en vertederos, desde dónde pueden ser arrastrados hasta todo tipo de ecosistemas.

Por lo general, los envases típicos en embalajes de productos, como las patatas fritas, están compuestos por hasta siete capas, en las que se intercalan sobre todo el aluminio y diferentes tipos de plástico, como el polipropileno (PP) o el tereftalato de polietileno (PET).

Uno de los productos  multicapa más estudiados es el típico tetrapack, que se utiliza para envasar productos líquidos, como la leche o el jugo. Concretamente, este envase consta de un 75% de cartón, un 20% de plástico y un 5% de aluminio.

Tenemos que usar alternativas mucho menos contaminantes, ya que de no hacerlo, en pocos años tendremos un nivel de contaminación alarmante, de la cual no podremos escapar.

Como consumidores, sí podemos elegir entre comodidad e inversión, es decir, muchos de los empaques que se pueden reciclar tienden a ser más delgados, o hacer más ruido en algunos casos, pero no importa, al fin que, como dirían por ahí, lo que importa es lo de adentro.

@PensemosVerdeMX