Los seres humanos necesitamos para sobrevivir: aire, agua, alimento y un espacio apropiado para refugiarnos. Sin embargo, en el mundo se calcula que más de mil millones de personas se alojan en espacios inadecuados y más de 100 millones carecen totalmente de un hogar para vivir. Este año, el 3 de octubre, se celebra el Día Mundial del Hábitat. Establecido por la ONU desde 1986 y celebrado todos los años, el primer lunes del mes de octubre. Fecha escogida por las Naciones Unidas, para destacar la importancia de la calidad de los pueblos y las ciudades donde vivimos, desde el acceso a los servicios básicos, hasta la seguridad y la salud, haciendo hincapié en que tenemos el deber y la responsabilidad de asegurar su futuro.
Con motivo de esta fecha, se creó el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, el cual trabaja para lograr que las personas posean un lugar dónde hallar paz y dignidad. Cada año este día se enfoca en un tema principal, y este año el tema es: “Vivienda en el centro”. Las cifras arrojan que, cada año crecen más las ciudades y también su número de habitantes, lo cual provoca que, alrededor de una cuarta parte de la población urbana del mundo, siga viviendo en asentamientos precarios e informales.
“Vivienda en el centro”, como lo dice el tema central de este año, busca que las personas en condiciones precarias, pueden tener acceso a una vivienda adecuada. Concebida con ese nombre, por ser reconocida como parte del derecho al nivel de vida, según los instrumentos internacionales como la Declaración de los Derechos Humanos, de 1948 y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966.
Se detalla que una vivienda adecuada es aquella que debe proporcionar cuatro paredes y un techo, siendo los principales pilares con los que se puede constituir. La igualdad, la seguridad, el cuidado del medio ambiente, la movilidad o, simplemente la preservación de una excelente calidad de vida, son valores que no se pueden conseguir sin la ayuda de una gestión de lo público, por parte de organizaciones como la ONU.
Imagina: ¿qué pasaría su no tuvieras un lugar dónde dormir mientras llueve? Reflexionemos un poco acerca de lo que tenemos y no lo valoramos.
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