¡Olvida las baterías!

En nuestro planeta, existen infinidad de inventos que el hombre ha realizado, con el fin de simplificarse la vida o hacer que cada actividad sea rápida y apta para toda ocasión. Uno de esos inventos lo podemos ver en la electricidad, donde la utilización de aparatos, que hoy en día son indispensables, no podían ser alimentados todo el tiempo mediante cables.

Es por eso que se inventaron las baterías, dispositivos portátiles de energía eléctrica, que es obtenida mediante la transformación de energía química. ¿Suena bonito el concepto, verdad? Lo que no suena tan bonito, es la composición de estas pilas, las cuales pueden tener un impacto ambiental considerable.

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Iniciemos por la composición: una pila está conformada por dos piezas, cátodo y ánodo, cada una está compuesta por un metal, y separados entre sí, se encuentra una solución iónica, la cual servirá de medio conductor entre ambas, y así se produce la energía.

Las pilas contienen diferentes materiales químicos, entre los más utilizados son el mercurio, cadmio, níquel, litio, zinc y plomo, el simple hecho de compactar dos materiales en una forma cilíndrica (como las pilas de tu control remoto) o de botón (como la que utiliza tu reloj de pulsera) representa extracción de materiales derivados del petróleo, más la huella de carbono a que equivale dicha acción.

Durante su uso, no suelen representar un peligro, aunque se debe manejar con cuidado, ya que puede presentarse una fuga de químicos, el problema es más grande al final de su vida útil, en donde la opción más recomendable es desecharlas en un recipiente especial. Por desgracia, aún son pocos los países que cuentan con un plan de regulación de baterías, y la población suele tirarlas a la basura como cualquier producto.

Al terminar su vida útil, las baterías liberan sus componentes, de tocarlas, se pueden presentarse daños en la piel, de no depositaras correctamente, contaminan el suelo; corren el riesgo de explotar, debido a la exposición al calor y al contacto con otros metales, y al quemarse, todos sus químicos se liberan a la atmósfera, provocando daños irreversibles.

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Dependiendo del grado de toxicidad de los materiales, los daños que provoca en tu salud, la exposición a las pilas y baterías, recaen en el sistema respiratorio, dañando riñones y pulmón, y fallo en la respiración. En caso de una exposición mayor, provoca daños al sistema nervioso, vómito, mareos, ceguera, convulsiones, daños al cerebro y en el peor de los casos, cáncer y la muerte.

El problema se agrava por dos principales motivos, uno de ellos ya lo hemos revisado, la falta de una cultura por parte de todos para separar correctamente los residuos, el segundo, es la dependencia de estos componentes para cualquier aparato electrónico portátil, en donde su uso es excesivo, llegando a consumir hasta 40 baterías al año.

Por estas razones, ya es momento de dejar las pilas desechables para darle paso a otras alternativas de energía; si quieres ayudar a dejar gradualmente estos componentes, te recomendamos lo siguiente:

  • Utiliza pilas recargables, tienen un costo elevado en comparación con las pilas desechables, sin embargo, pueden sustituir hasta 300 de ellas, por lo que reduces el impacto negativo en el planeta.
  • Infórmate acerca de los lugares de acopio donde se pueden recolectar las pilas que ya no puedas utilizar; sepáralas del resto de la basura y en un lugar seguro, lejos del alcance de los niños.
  • Utiliza una alternativa que pueda sustituir a las pilas, lo más recomendable es conectarse a la red eléctrica o utilizar una fuente más amigable, como la energía solar.
  • Recuerda no tirar las pilas en cualquier lado, ya que pueden contaminar el agua, el suelo y el aire, dañando la salud de las personas y el ecosistema.

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Ahora que lo sabes, es momento de ser mas conscientes en el uso de la energía, y apoyar medidas sustentables para que nuestro planeta viva por mucho más tiempo.

@PensemosVerdeMX 

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