El Bosque de Tlalpan, pulmón de la Ciudad de México

La Ciudad de México es una de las capitales más importantes de América Latina; siendo el centro del país, en casi todos los sentidos, mantiene una actividad importante, por lo que es común ver a múltiples personas en sus diferentes rincones, viajando de un lado a otro, ya sea por trabajo o diversión.

Por consecuencia, la sobrepoblación de esta urbe, puede provocar problemas, entre los que se encuentra la contaminación, derivada del exceso de automóviles, y los problemas de tránsito en varias partes. Afortunadamente, se cuenta con espacios verdes para tratar de mitigar los efectos de los contaminantes, así como proveer de un espacio verde.

Uno de los parques más conocidos y cuidados por la gente que habita en sus alrededores, es el Bosque de Tlalpan. Se ubica en el sur de la Ciudad de México, en la zona del Pedregal, y tiene una extensión de 252 hectáreas, lo que lo convierte en una de las principales áreas verdes de la capital.

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Su historia se remonta a hace más de 1,900 años, con la formación de erupciones y lava del volcán Xitle, así se sentaron las bases del terreno y la formación de vegetación natural; durante la época colonial, fue repartido un amplio territorio entre los conquistadores de Tenochtitlán, después, el espacio tuvo varios propietarios, el más significativo fue el alemán Alberto Lenz Adolph, empresario y miembro de la Fábrica de Papel Peña Pobre, una de las empresas más importantes a finales del siglo XIX.

Preocupado por el cuidado del medio ambiente y la búsqueda de espacios verdes, Alberto dio vida a un bosque; ayudado por su familia, plantó diferentes especies de árboles, entre ellos, pinos, cedros y oyameles, para la fabricación de papel, además, como parte de un compromiso de restauración, por cada árbol talado en la zona, se reforestaron 10 más, así fue como se constituyó el territorio actual del bosque.

En 1968, el entonces Gobierno del Distrito Federal, adquirió el terreno y lo convirtió en un parque zoológico, mismo que funcionaría bajo este modelo, hasta 1988; en 1997, las autoridades locales y federales firman un decreto para que el Bosque de Tlalpan sea un Área Natural Protegida, y desde el 2015, la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, es la encargada de mantener su preservación.

Dentro de su hábitat natural, es clasificado como bosque de encinos y matorral xerófilo, su flora está compuesta por 206 especies vegetales, entre ellas, el falso máguey transvolcánico, el chautle, el negundo y el cedro blanco. También refugia a algunas especies animales, como la culebra sorda mexicana, el cascabel de cola negra y la aguililla rojinegra.

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Gracias a su gran extensión, el Bosque de Tlalpan es importante para la Ciudad de México, porque absorbe dióxido de carbono y produce oxígeno, sirve como control biológico de plagas y enfermedades, protege el suelo, sirve como una barrera ante el ruido,  y contribuye al ciclo del agua, en la captación e infiltración.

Es un espacio donde puedes realizar ejercicio, ya sea mediante los aparatos instalados, o a través de sus cinco diferentes pistas, puedes realizar eventos familiares en sus cabañas-comedores y en los espacios verdes, además, se realizan eventos especiales, como la Carrera del Día del Padre, así como afiliarte a diferentes asociaciones, como Corredores del Bosque de Tlalpan A. C., que se encargar de realizar actividades dentro del bosque y acciones para la preservación del espacio, y la protección de quienes lo frecuentan.

Ahora que lo sabes, ya tienes un motivo más para convivir con el medio ambiente, a través del Bosque de Tlalpan, un espacio que inyecta vida a la Ciudad de México.

@PensemosVerdeMX 

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