La agricultura ha sido parte fundamental del desarrollo de la sociedad desde el momento en el que los nómadas descubrieron que podían cosechar su propio alimento y fundaron las primeras ciudades alrededor de los campos de cultivo. Con el paso del tiempo evolucionó hasta convertirse en una de las industrias más importantes, siendo el principal sustento de familias en todo el mundo.
Como todo, no puede escapar a las transiciones que vienen con el tiempo y se ha adaptado tanto a los cambios en el clima como a las nuevas tecnologías. Desafortunadamente, la lucha por sobrevivir al calentamiento global es algo de lo que no saldrá victoriosa. Cambios en el inicio y fin de las temporadas, aumento de la temperatura de la Tierra, sequías e inundaciones afectan directamente la producción agrícola, disminuyendo la cantidad de alimento disponible y el ingreso de los agricultores.
Al tratarse de un problema que repercute en la principal fuente de alimentos de la sociedad, las autoridades de diferentes países se han dado a la tarea de buscar soluciones, aunque hasta el momento estas no han sido las mejores ya que las nuevas regulaciones que se han hecho para combatir el cambio climático generan más costos, disminuyendo las ya de por sí pocas ganancias de las personas que se dedican al trabajo en el campo.
Hablamos de una industria que se ve severamente afectada por los cambios en el clima, pero se encuentra desprotegida por las leyes ambientales alrededor del mundo.
Quienes más han influido en la crisis climática también pretenden ser la solución; depositan la responsabilidad en grandes empresas que se encargarán de acaparar extensiones cada vez más grandes de tierra para trabajarla, pues tendrían la capacidad de solventar los gastos que se generan con la agricultura sostenible. Como era de esperarse, no fue bien recibida, pues estaría terminando con los pequeños productores, dejándolos sin fuentes de ingresos.
Durante octubre de 2019, agricultores de diferentes países de Europa, entre ellos Francia, salieron a las calles a protestar por estas medidas contra el cambio climático, argumentando que si la Unión Europea incrementara el presupuesto para su industria entonces sí estarían en condiciones de combatir el el daño ambiental sin perder ingresos o cultivos.
Lo cierto es que el tiempo para poder evitar un daño irreversible al planeta se está acabando. Todas las partes involucradas deben llegar a acuerdos que beneficien tanto a los agricultores como a la conservación del planeta y debe hacerse a la brevedad.
@pensemosverde