El tema de la salud ha estado en boca de todos desde que empezó la pandemia por COVID-19, al mismo tiempo que se ha intentado reducir lo más posible los factores que puedan causar o agravar el virus. Sin embargo, poco se ha estudiado sobre el efecto que la contaminación puede tener en el desarrollo de este padecimiento.
Durante el año pasado y lo que va de este las mayores organizaciones cardiovasculares (Federación Mundial del Corazón, el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y la Sociedad Europea de Cardiología) han confirmado que la contaminación es un factor importante en el riesgo de muerte.

Si bien era sabido que la exposición prolongada a la contaminación podía aumentar en las personas los riesgos de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y hasta visuales, no fue hasta que un virus ocasionó una pandemia que se empezaron a tomar más enserio los síntomas del mal estado del aire en las personas, ya que ahora se sabe que pueden causar o aumentar los riegos ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, y empeorar la diabetes y enfermedades respiratorias.
Aunque las organizaciones afirman que la contaminación del aire era una preocupación cada vez mayor en cuestión de salud, estimaron que durante el 2019, antes de la pandemia, casi 6.7 millones de muertes se debieron a la contaminación del aire y de ellas la mitad podrían haber sido por enfermedades cardiovasculares.

Aunque se ha creído que el confinamiento ha ayudado a mejorar la calidad del aire, la realidad es que las organizaciones han pedido que la mitigación de la contaminación del aire sea tomada no sólo como una prioridad, también como una medida de salud que podría mejorar y salvar la vida de millones de personas.
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